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Mejorando vidas en la Amazonia brasileña: planes comunitarios de manejo forestal sustentable generan


Banco Interamericano de Desarrollo, diciembre 10, 2018: La Amazonia es un bioma de enorme importancia regional y mundial. Cubre una superficie de cerca de 7 millones de kilómetros cuadrados en nueve países latinoamericanos, de la cual el 60% se encuentra en Brasil, en donde constituye el mayor bioma del país. El bosque amazónico es considerado el mayor bosque tropical del mundo, posee una biodiversidad impresionante (30% de las 100.000 especies de plantas existentes en todo el continente sudamericano), y por eso es centro de discusiones y debates internacionales. La Amazonia también contiene cerca del 20% del volumen mundial de agua dulce. Además, allí viven aproximadamente 7 millones de habitantes en áreas rurales, y en ella se encuentra el 98% de las tierras indígenas brasileñas. Uno de los fenómenos de mayor preocupación en las últimas décadas ha sido la deforestación del bosque amazónico, lo que libera enormes cantidades de gases de efecto invernadero y amenaza a la biodiversidad. Por este motivo, Brasil ha realizado grandes esfuerzos para reducir la deforestación, estableciendo diversas instituciones con diferentes enfoques, creando mecanismos legales, e implementando programas para monitorear la deforestación, así como acciones de control y represión. Todos estos mecanismos han ayudado a controlar las tasas de deforestación, aunque los resultados son insuficientes. El BID ha estado apoyando el estado amazónico de Acre por medio del Programa de Desarrollo Sustentable de Acre (PDSA) fase II, en el combate a la deforestación y la conservación de la biodiversidad por medio de acciones innovadoras que, además de promover la preservación del bosque y la conservación ambiental, promueven la inclusión social y la generación de ingresos a las comunidades rurales. Uno de estos mecanismos es la preparación e implementación de planes de manejo forestal sustentable comunitarios. Este modelo implica el uso sostenible de áreas de bosque amazónico para la extracción de madera certificada de producción legal. Los estudios realizados por agencias del estatales muestran que el bosque amazónico en Acre posee 68 especies forestales que ya son utilizadas por la industria forestal en el estado, de las cuales 35 son usadas para producir madera aserrada, 28 para láminas torneadas y 22 para láminas faqueadas. Un plan de manejo forestal se puede realizar tanto en áreas de bosques públicos en los que se encuentran comunidades rurales, como en áreas particulares. El proceso incluye la identificación del área, la preparación de un inventario forestal detallado, la elaboración del plan de manejo forestal de largo plazo y de planes operativos anuales de la producción. El proceso permite la obtención de una licencia de la actividad de manejo forestal, que autoriza el uso del área. Tanto la preparación del plan como su implementación requieren del apoyo de un responsable técnico. Para ello, el Programa financiado por el Banco apoyó a la Secretaria de Medio Ambiente de Acre a difundir esta modalidad entre las comunidades rurales, y en base al interés manifestado por muchas de ellas, promovió reuniones y discusiones con las mismas para evaluar el potencial existente. Asimismo, se apoyó la contratación de asistencia técnica para ayudar a las comunidades en la formulación y ejecución de los planes de manejo forestal. Uno de estos casos, por ejemplo, benefició a la Cooperativa de Productores Forestales Comunitarios (Cooperfloresta), incluyendo a 300 familias de cinco asociaciones en el complejo de Florestas Estaduales de Río Gregorio. El área total incluida en el Plan es de 7.210 hectáreas, siendo el área de efectiva producción de 5.768 hectáreas. La experiencia mostró que cada hectárea de bosque posee una media de 200 árboles maduros y 1000 árboles jóvenes. El plan de manejo forestal implica el corte de entre 4 y 6 árboles maduros por hectárea, lo que en promedio representa entre 15 y 30 metros cúbicos de madera. La explotación se realiza en un ciclo que puede tener entre 20 y 30 años. Esto significa que un área explotada en un año específico, solamente podrá volver a ser utilizada entre 15 y 30 años después , siendo ese el tiempo de recuperación. Una vez completado el ciclo de producción en toda el área, solamente se puede a realizar un nuevo plan de manejo forestal en la misma área, luego de transcurrido un período de descanso. Las familias beneficiadas se caracterizaron por tener ingresos muy bajos y realizar actividades de subsistencia que, en la ausencia de los planes de manejo forestal, incluían la tala ilegal. Con la ejecución de los Planes de Gestión Forestal, el ingreso medio anual por familia participante fue de R$ 26.000 (unos US$ 7.000), lo que representó el triple del ingreso antes de la intervención. En total, los Planes de Manejo Forestal Sustentable Comunitario promovidos por el PDSA II incluyen un área de 44.500 hectáreas, beneficiando a 11 asociaciones y 440 familias. Los Planes de Manejo Forestal en Acre muestran que es posible promover mecanismos de uso sustentable del bosque amazónico, que sirven para combatir la deforestación, y al mismo tiempo generan empleo e ingresos.


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